letras al amparo del error médico

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your sweet six six six

La carretera se retorcía en un nudo de incorporación, mi lengua hacía movimientos imposibles por eludir el mal sabor de la derrota, y mi intención era la de rodar mi pensamiento tanto como las ruedas, por los kilómetros oscuros y solitarios de la noche.

Todo consistía en dar vueltas, consolarme en otras curvas, ésa era mi estrategia para caer en un error renovado cada vez que tropezaba con sus labios.

El rastro helado de una mirada despectiva extinguía la vida de una ilusión mil veces remendada. Es ese instante en que regurgitan los – Ya lo sabía – , – te lo dije -, y demás frases preventivas, ardores de lo que se podía haber evitado, el regusto bilioso de la estupidez humana, ésa que habla de caer en los mismos errores.

Miré el cuentakilómetros y lo que vi me dió calor.

La radio comenzó a dar el sonido despeinado de un blues, una guitarra vibraba por resignación y yo supe que era un buen momento para sonreír con sorna, esa sonrisa que no debiera descubrir nadie en nadie. El pútrido gesto de la autocrítica. Era mi momento six six six. Y el infierno, o lo que fuera aquel cobijo cálido, me dio valor, calor y lugar para odiar, convocar a las palabras justas y contundentes del Nunca Más, alegato y despedida escupidos con sangre y rabia, como la primera piedra para refundar mi dignidad.

Hoy, mi juramento del Nunca Más se deshace en el cursi devenir de un Tequiero, dentro de un círculo vicioso del que ya no quiero salir.

Es lo que ocurre cuando se te cruza un ángel por el camino, aunque sea el caído.

 

[link: no puedo quitar los ojos de ti]


Cruce de caminos

link: meditan…do

Era un suave balanceo lo que me recordó a ti.

Bajo las deshilachadas hojas de un árbol anónimo… No, mentiría si dijera que no miré su ficha técnica, pero no quise romper la magia del momento sin ti, pero contigo, y no apunté su nombre y apellido. Bajo la intermitente caricia del sol, como el hipnotizante movimiento del péndulo del ilusionista, me olvidé de todas las canciones que suenan a octubre, del caprichoso collage de los rojizos, marrones, amarillentos y verdes pajizos de los árboles, de los labios resecos por el viento solano, de la ternura de este otoño. Intenté oscurecer el ambiente, recortarme de la estampa del parque, pegarme a tu cuerpo dentro del coche, mucho… mucho tiempo atrás, y sudar con aquella ansiedad, un Piazzolla esquivando notas de lo insubstancial, en mi mente, sólo en mi mente, palabras escurridas de cualquier sentimiento… Y no, supe que ya nada era igual, ni lo rasgado que sonaban los bufidos del deseo, intenciones tan intermitentes como las ramas y su vals, ni lo áspero de tus excusas mal nacidas, peor dichas, fuera de lugar aquellos arañazos que se ensañaban contra caricias asustadizas.

Ahora te miro más de frente que de lado, y me maravillo con la empatía de nuestros cuerpos al pasear. Ahora me importa el calor, y mucho más lo cálido; y más que el gemido incluso grito, el suspiro, el susurro, todo lo no dicho, lo que expelen tus labios sin sonido, en un atisbo por eludir los oídos de tu dios, como quieras que llames a tus miedos. Me importa Piazzolla, pero sólo si me inspira amor, que ya se nos pasó la época del roce astilloso de dos maderas dispuestas únicamente a quemarse por fricción, sólo para arder en segundos y carbonizar ilusiones temporales, ahora hundo mis manos en tierra fértil, sembramos tímidas varas erguidas de ilusión mantenida, quizás se envíen brotes para contactar y encaramar un futuro desnudo de lo tangencial… Hoy sólo pretendo cruzarme a conciencia, con escandalosa evidencia, trazar mil remolinos a tus curvas, ya vale de tangentes, probemos con puntos coincidentes, probemos a tachar con atenciones la indiferencia de nuestras líneas paralelas.


Remolinos de desatino

remolinos de desatino, en pluma

…tangando…

link: AstorPiazzolla-Decarissimo

Hay un papel con jirones de todo lo que echo de menos de ti, roto, rasgado por lo incisivo de extrañarte, consumido por partes, de lo ácida que es tu ausencia, de los besos no consumados y acumulados, con tinta vomitada, por lo indigesto que es el mundo sin ti.

Hay un papel al que recurro, manchado de mis anteriores visitas, de tus coincidentes huídas; un papel revuelto de sensaciones sin palabras, por lo indescriptible que es recordarte y no tenerte delante, porque no sé quejarme de otra manera, sólo tomando la pluma negada a escribir y forzarla a que fluya su negrura, y descargo con ella la violencia de no tenerte, penetrando el metal en el papel, y en el siguiente, en el subyacente, en los sucesivos, y en cada punto y seguido se detiene, quejosa, quejica, sin tinta, y comienza de nuevo el remolino de querer decirte algo, de lastimarme la piel que grita por tus manos, eso de desear y no poder, el egoísmo de mirarme el ombligo, y hago concéntricos círculos sin objetivo, consecutivos y sin levantar la línea, los llaman remolinos…Para mí es todo lo que no tengo contigo, que hasta eso extraño, hasta los momentos no compartidos.


Ojos que no ven, corazón que siente

link: khachaturian-gayaneh

Con el paso del tiempo me di cuenta de que mis ojos le impedían ver más allá de ellos. Una buena noche, decidí confabularme con la oscuridad, dejé que nos penetrara hasta en lo más recóndito, y sólo así, en la ausencia total de testigos, entorpeciendo todo lo posible su cerebro, sin guías ni referencias, extendí todo lo que soy y le invité a pasear sin ojos, por lo más oscuro y oculto de mí. Sin miradas, y con la promesa susurrada de no recordar aquello.

El resultado del planteamiento nos sorprendió, por igual. Descubrió aspectos desconocidos hasta para mí. El salvajismo, la ansiedad de siempre dio paso a la tranquilidad de intenciones premeditadas para/con la calma, lo fugaz de los anteriores roces se convirtió al tántrico paladear de las lenguas.

Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que fue ésa la primera e inolvidable vez que nos amamos.